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viernes, 30 de diciembre de 2016

Rogue One: Una historia de Star Wars [Análisis]


Adoro Star Wars. De niño quedé maravillado con toda esos escenarios imposibles, por sus entrañables personajes o ese misticismo y sensación de aventura que abarcaba toda el ambiente. Esta gran historia galáctica ya ha dejado una huella imborrable en la historia del cine y por el camino nos ha robado los corazones a muchos.
Por esto mismo, podéis imaginar que cuando se anunció que Disney efectúo la compra de Lucasfilms y ya tenía un ambicioso plan para convertirse en más ricos que el tío Gilito a costa de ordeñar cual vaca lechera a la saga pues... Bueno, me cagué en sus *******.
Aún así, decidí darle una oportunidad al Episodio 7 ya que por los tráilers y las pequeñas informaciones filtradas no pintaba tan mal y, para ser justos, peor que las precuelas no iba a ser.
Y así me llevé una alegría colosal. El Episodio VII no solo era mejor que la aberración que se marcó George Lucas con los Episodios I,II y III sino que recuperaba esa sensación de aventura de las originales, esa sensación que te impregna con la misma magia que nos encandiló de niños. Vale que básicamente plagiaron toda la primera película pero eso se lo perdono por el simple hecho de sentirse como una película de Star Wars otra vez.


Pues esa misma sensación de estar viendo una película de Star Wars...aquí no está. Y es que esta no es una película de Star Wars sino una película bélica ambientada en Star Wars. Y eso cambia las cosas.
Ya el principio de la película sin las famosas letras es una clara indicación de ello. No estamos viendo una historia de aventuras que todos sonaríamos con tener. Al contrario, vivimos en un mundo en el que una cruel represión basada en el miedo tiene atemorizados a toda la galaxia y por otra banda está una alianza de distintos grupo de rebeldes formados por terroristas traicioneros y bichos raros en los que la seguridad es algo desconocido. Ahora solo toca adivinar quienes son los malos y listo.
Todo el hecho de coger a los que siempre vimos como los buenos y desmontarlos hasta ver esas otras facetas más sucias y feas es una de las razones por las que el aire oscuro y más realista que se respira en el ambiente cale tan bien en el film (que después te meten a un ciego que reparte hostias gratis a lo Daredevil pero bueno, nadie es perfecto supongo).
Toda esta visión se plasma en el personaje de Diego Luna, un tipo que miente más que habla y que esta dispuesto a hacer cualquier cosa por las defensa de sus ideas, algo que no lo diferencia mucho del villano de la película, Krennic (que consigue convencer por la muy bien conseguida actuación de Ben Meldensohn).


Y siguiendo con el villano...Debo decir que me ha parecido muy original. Es un tío que por más que se curre su increible trabajo y sus actos malvados siempre va ser pisoteado por alguien de mayor rango que básicamente se va a reír en su cara. La verdad es que sentí pena por el pobre desgraciado y todo.
Los otros dos malos malosos son Darth Vader y Tarkin. El primero aunque sale menos de 5 minutos en total llega a tener las mejores partes de la película, llegando a meter miedo y todo. Tarkin, por otro lado rompe totalmente con la inmersión y te saca de la película. Ya es bastante malo recrear criaturas en CGI, pues es aún más horrible el recrear a una persona real y hacerla compartir escena con otros actores. Mucho tendrán que mejorar esta técnica si quieren seguir usándola porque más que ver a Peter Cushing resucitar a mi me ha dado la sensación de estar viendo Toy Story.


Como dije al principio de la reseña, esta no es tanto una película de Star Wars al uso sino un relato bélico autoconclusivo centrado en la historia de unos personajes particulares que comparte universo con Luke y compañía.
Pero esto no quiere decir ni mucho menos que no respeten la saga y haya un montón de referencias como a las películas como a las dos series de televisión animadas.
Es más, me atrevería decir que Rogue One es una precuela mucho mejor hecha y mucho más fiel a la trilogía original de lo que fueron las precuelas dirigidas por George Lucas en su momento.
Solo me queda disculparme con Disney por esas palabras y adjetivos no muy bonitos que les dije en su momento y a los fans de Star Wars de toda la vida decirles que les den una oportunidad a estos nuevos productos cinematográficos de la franquicia porque de verdad que lo merecen.

domingo, 4 de diciembre de 2016

La gran carnicería [Reflexión]


“Año 1981, me encuentro en el Castillo de Wolfestein, decenas de cadáveres pixelados el 2D se apilan en una sala de falso 3D. Mi interacción con el medio, más allá de abrir puertas y recoger oro, es exterminar nazis, zombis-nazis, perros-nazis y, básicamente, todo lo que se me aparezca por delante que sea ario.”

“Año 2016, me encuentro en la ciudad de los piratas de Uncharted 4, decenas de cadáveres en 3D se apilan en una sala en 3D. Mi interacción con el medio, más allá de columpiarme por acantilados y recoger tesoros, es exterminar ladrones, contrabandistas, mafiosos y, básicamente, todo lo que se me aparezca por delante que esté en mi contra.”

¿Veis alguna correlación?

En los últimos años los videojuegos han hecho muchos avances, hemos pasado de un juego de tenis con dos barras y un punto a verdaderas experiencias audiovisuales que pueden ser llamadas obras maestras. Pero, por lo general la correlación sigue ahí, continuamos deshaciéndonos de cantidades excesivas de personas para lograr nuestros fines y esto nos lleva a otra pregunta:
¿Por qué tanta violencia?

Antes de nada, quiero decir que no estoy acusando a este exceso de violencia de crear psicópatas o algo por el estilo. De hecho, posiblemente, estas carnicerías nos ayuden a librarnos de nuestro estrés y a tranquilizarnos. Pero, ¿Aportan algo al medio?

Retomemos el ejemplo de Uncharted: Nathan Drake es un aventurero caza tesoros simpático y jovial. Pero, resulta que, cuando los malos están ante él, Nate se vuelve loco y empieza a pegar tiros a mansalva. Nathan: ¿Era verdaderamente necesario? ¿Seguro que no había otro modo de llegar hasta la tumba que no supusiera la muerte de centenares de mercenarios?

Seguramente pensaréis que no había otra manera, pero Indiana Jones no necesitó matar ni a una cuarta parte para llegar a cuatro tesoros de valor incalculable, (seis si contamos el principio de la uno y de la tres).

Es una realidad como un templo, en los videojuegos hay demasiada violencia.

Obviamente no me estoy refiriendo a títulos como Doom, The evil within o GTA, ya que estos títulos buscan precisamente impactarnos con imágenes duras. Me refiero a juegos como Bioshock infinite, Call of Duty o Tomb Raider (El reboot).
De hecho, en 2012 se pensó esto. Este año salieron tres juegos que trataban este tema magníficamente: Hotline Miami, Farcry 3 y Spec ops: The line. Pero, a pesar de estas reflexiones, la industria del videojuego no ha avanzado mucho en este sentido. Seguimos matando sin piedad. Y esto nos lleva a la pregunta que formuló Richard en 2012:

¿Nos gusta herir a otras personas?
Y aquí es donde discrepo con la mayoría. No nos gusta hacer daño, no nos recreamos en el dolor, por lo menos, no lo haríamos si pensásemos en ello.

Un colaborador del blog está volviendo a jugar a Dishonored, aprovechando que ha salido el dos, y me dijo algo que me resultó curioso, me dijo que cada vez le dolía más matar a alguien en un videojuego. Que, cuando se ponía en la piel de Corvo, prefería cada vez más dejar a los enemigos vivos y no matarlos. Al fin y al cabo, ellos no tenían la culpa de que su líder fuera malvado, ellos solo obedecían órdenes. Esto nos lleva a nuestra pregunta final:

¿Por qué no nos importa matar en los videojuegos?

Y la respuesta es bien sencilla: Simplemente no pensamos en ello. Solo obedecemos y no hacemos preguntas. En el fondo, esto es muy triste.

Por suerte están apareciendo cada vez más juegos que permiten opciones no letales, como Watchdogs 2, o que directamente tratan el tema, como Undertale. Juegos que buscan otra solución, que saben que existe otra manera.

En ellos debemos fijarnos, en los que nos recuerdan que somos personas y no animales que matan todo lo que ven.