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domingo, 13 de noviembre de 2016

Daredevil [Análisis]


No soy un gran lector de cómic. A decir verdad, empecé a leer en serio hace menos de un año y debo admitir que aún no estoy del todo envuelto por este arte. Aunque poco a poco empiezo a verle su encanto, a veces siento que lo que leo no se adecua a mis gustos; pero continuo porque me entretiene.

Siendo sincero, solo puedo hablar de dos o tres cómics que me hayan cautivado de verdad. Pero uno de ellos fue, sin duda alguna, Daredevil: Born again, del maestro Frank Miller. En esta historia no solo descubrí el lado profundo de los superhéroes, el cual ya había explorado con Batman, sino que encontré una obra llena de simbolismo y de pasión como pocas había visto hasta entonces.


Hecho esto, decidí ver la serie de este gran superhéroe, de la cual había recibido muchos comentarios positivos. Y sin más preámbulos empiezo a hablaros de Daredevil, la serie de Netflix.  

Esta es la historia de Matt Murdock, un abogado ciego que funda un bufete en el barrio de Hell’s kitchen (lindo nombre) junto con su amigo Foggy. Pero resulta que, cuando nadie mira, Matt Murdock se pone una máscara y, valiéndose de sus supersentidos de ciego radiactivo, les da tundas a los villanos. Así Matt luchará por la justicia tanto haciendo de abogado como haciendo de justiciero enmascarado.


El argumento os parece simple ¿verdad? Pues no estéis tan seguros.

Ésta no es la típica historia de superhéroes, se hecho Daredevil es casi secundario, ésta es una historia de mafiosos, de bandas que controlan la ciudad, de policía comprada, de drogas y de más. Y este argumento queda perfectamente encuadrado por el ritmo. La serie empieza con lentitud, muy lenta, más que casi cualquier serie que puedas ver en la televisión hoy en día, pero poco a poco va mejorando. Daredevil pasó de que tuviera que forzarme para verla a que desease continuarla en todo momento.

Aún con su buen argumento, lo que más destaca siguen siendo los personajes. Daredevil, aún sin tener un muy buen reparto, tiene a unos de mis personajes favoritos del universo cinematográfico de MARVEL.

Matt me parece increíble y muy novedoso ya que su historia no es una a la que estemos acostumbrados. Normalmente cuando nos muestran los inicios de un héroe nos suelen mostrar qué lo motiva a ser un héroe, una escena de entrenamiento y ya está, ya es nuestro rompehuevos favorito. Aquí sin embargo no es tan sencillo. Matt al principio apenas sabe luchar, de hecho, hay una escena muy buena del segundo episodio en la que se ve como no para de caerse. Pero poco a poco va convirtiéndose en el Daredevil que todos conocemos tanto física como mentalmente.


Al villano, Wilson Fisk, le pasa algo parecido. No es Kingpin, el malvado mafioso indestructible, es solo un mafioso que está en medio de una batalla moral. Él quiere hacer de Hell’s kitchen un lugar mejor y si para ello es necesario matar a unos cuantos pues que así sea. Pero conoce a Vanessa, una mujer que trabaja en una exposición de arte. Ella hará que deje de ser tan malvado e incluso puede que vislumbre la salvación al final.


Los demás personajes de sostienen, pero ninguno destaca especialmente salvo quizás el periodista Ben Urich.

Pero resulta que ahora al que vea la serie le va a surgir una duda, ¿Realmente Fisk es el malo?

No me malinterpretéis, obviamente es malo, pero Matt también tiene problemas en cuanto a eso. Él desea matar a Fisk pero no puede por su código moral. Es como en Death Note. Hay dos personajes con dos formas de pensar distintas que chocan. Aún que he aquí está más claro con quién debemos estar, al fin y al cabo, la serie se llama Daredevil. Y luego tenemos la lucha interna del protagonista. “¿Debería seguir siendo el enmascarado?”, “¿Está bien que quiera matar a Fisk?”; un poco visto, pero aun así se sostiene bastante bien.

Me gustan los superhéroes. Me parece que representan una manera muy interesante de ver al ser humano. Una faceta muy interesante de él. Pero, últimamente no los veo tan bien. Las películas de superhéroes, poco a poco, están perdiendo algo muy importante, a los verdaderos héroes, a las personas. Iron man fue una gran película porque nos mostraba como un multimillonario puede llegar a ser un héroe. Los vengadores nos enseñó como cuatro hombres que no tenían nada que ver entre ellos se unían por un bien mayor.


Por eso necesitamos héroes como Daredevil, o mejor dicho, como Matt Murdock. Dicen que Jessica Jones es de este estilo, y eso espero. Al final los Defenders van a ser los héroes que necesitamos. Los que nos recuerden que no hay que buscar humanos dentro de los superhéroes, sino superhéores dentro de los humanos.

martes, 1 de noviembre de 2016

Un monstruo viene a verme [Análisis]




Llorar no es malo, es una forma de representar las emociones que todos guardamos en nuestro interior y hacerlas visibles hacía los demás. Teniendo claro que el cine, como toda forma artística en general, quiere representar emociones, no es difícil suponer que bastantes directores han intentado sacarnos alguna lagrimilla con su historia. Y pocos directores se esfuerzan más en ello que Bayona.
Pero empecemos por el principio.
Esta es la historia de Conor O'Malley, un niño que debe hacer frente al hecho de que su madre sufre de cáncer y se le acaba el tiempo. Por si esto no fuera poco, el chaval es acosado en la escuela y tiene que soportar la llegada de su abuela, quién no le despierta mucha simpatía. Entre todo esto, hay una verdad que el protagonista esconde y para eso mismo aparece el monstruo que anuncia la película, el cual le contará tres historias a cambio de esa verdad que oculta en su interior y le destroza por dentro.

En esto se resume el guión de la película, basado en el libro homónimo escrito por Patrick Ness. La verdad es que no he leído el libro, así que no sé cuán fiel es como adaptación pero por lo que he oído no desvirtúa nada muy importante. De igual manera, no estoy aquí para hablar de eso si no del resultado como producto en si y como ya se puede adivinar, eso se resume a hablar del protagonista en cuestión.
Y es que el personaje interpretado por Lewis Macdougall, que demuestra que no todos los niños actores son malos, es el eje sobre el que gira el mundo de "Un Monstruo Viene a Verme", siendo el viaje emocional de este el que debemos seguir para comprender toda la historia y conocer a los demás personajes. Como se puede constatar desde el principio, el niño está en graves problemas, viviendo en una realidad que le atormenta y teniendo que refugiarse en un mundo de ficción donde poder reflexionar sobre sus problemas, siendo el más prominente de todos la pesadilla que sufre cada noche. Esto de escaparse de la dura realidad no es concepto nuevo, con otras películas como "El Laberinto del Fauno" que exploran esto. Aún así, el acercamiento más dirigido a similar un cuento le da un aire lo suficientemente característico como para resultar fresco.

El monstruo, interpretado por Liam Nesson, es la viva representación del coraje del niño que intenta ayudar a aliviar la carga emocional y toda la rabia que tiene en su interior. Este lo ayuda viniendo tres veces y contándole tres historias con una moraleja que le pueden ayudar con su situación actual. Las secuencias de los cuentos son lo mejor de la película, no sólo sirviendo de punto de inflexión para los acontecimientos y las enseñanzas que traen, que no son difíciles de deducir ya que Bayona se encarga de que quede todo demasiado explicado, si no por su genial apartado artístico. En serio, era muy placentero ver esas escenas; el uso de los colores, la animación de los muñecos o la colocación de la cámara para seguir la historia fueron realmente asombrosos. Quizás la única pega que le tengo que poner a estos es que contrastan demasiado con el resto de la película pero este ni mucho menos es el iceberg del film.
El que si lo es, en cambio, es la necesidad de Bayona de convertir la historia en otra granada lacrimógena hacia el espectador. Llorar no es malo y que una historia haga llorar ni mucho menos lo es pero lo que si puede llegar a arruinar la experiencia es la continúa necesidad del director de intentar hacerte llorar continuamente durante todo el recorrido. Esto no es tan bestia como si lo fue en su anterior obra, "Lo Imposible", pero sigue notándose como es todo muy forzado y muy manipulado de antemano para hacer que el espectador saque los pañuelos a pasear.
La verdad es que si no fuera por la necesidad de Bayona de intentar deshidratarnos a base de llorar de  lo lindo entonces seguramente estaríamos ante un filme de una calidad artística mucho mayor de lo que acabó resultando porque de verdad que si quitamos eso de en medio esta todo muy bien montado. Las interpretaciones con tanta química entre ellos (la relación madre-hijo es genial), el agrio mensaje de que la vida no siempre es feliz y ni mucho menos un cuento de hadas se transmite bien, el tratamiento de la historia asemejándose a un cuento atemporal (a mi me recordó mucho a Cuento de Navidad) y, sobre todo, las etapas del duelo por las que pasa nuestro protagonista dan mucho de si.
Yo, por lo personal, recomiendo esta película pese a pecar de  ser demasiado sentimentaloide, al menos para poder la fantástica animación de los fragmentos cuasi oníricos de los cuentos.