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martes, 31 de octubre de 2017

Bleach FINAL


Os voy a ser sincero, hace unos tres meses que terminé Bleach. Llevo ya demasiado tiempo dejando reposar este manga y creo que tengo que analizarlo. Es ahora o nunca. Así que permitidme que, en vez de analizar los últimos ochenta y seis episodios, decida hacer una crítica global del que en su día fue uno de los mayores shonen de todos los tiempos.

Bleach es el día de la marmota. En todo el manga solo hay tres sagas, pero su parecido es escandaloso. Siempre resulta que aparece un villano que se lleva de una u otra manera a uno de los amigos de Ichigo, y éste tiene que rescatarlo mientras los secundarios se encargan de los esbirros del maloso en cuestión. A nivel de guion no tiene ninguna sustancia en ese aspecto, pero es que además tampoco sabe hacer entretenida esta repetición. Otros mangas del estilo como One Piece o Parasyte juegan con este defecto, tratando temas distintos en cada saga. Pero Bleach se limita a repetir sin pensar si lo que está contando es coherente o si tan siquiera tiene algún sentido.

Lo que más destaca con diferencia son sus personajes, no porque sean especialmente complejos, sino por lo llamativos que son sus diseños. Kubo sabe hacer que cada enemigo se sienta como una nueva amenaza. Mi ejemplo favorito de su genialidad es el agujero de los Arrancar, el cual sitúa donde más le place para transmitir diferentes sensaciones.

Pero ni los mejores diseños del mundo pueden ocultar la repetición a la hora de hacer villanos. Mi problema con los villanos de Bleach es que, al final, no importa si lo llamas Fullbring, Quincy o lo que sea, todos tienen poderes similares. Al principio se veía la diferencia entre Shinigamis, Arrancar y Quincys pero si resulta que puede existir un Shinigami cuyo poder sea interpretar una comedia en tres actos, un Arrancar que puede separarse de sí mismo y un Quincy que modifica el mundo a partir de su imaginación; la clasificación pierde el sentido.

En cuanto a los personajes principales: los protagonistas son todos demasiado planos. Acaban el manga igual que lo empezaron y no llegan a ser lo suficientemente carismáticos como para que se lo perdone. El único que hace un amago de avanzar es Ichigo, pero solo sucede en los primeros capítulos y es un arco que apenas lleva a alguna parte (sin olvidar que lo destrozan completamente con todo el rollo de los Quincy).

Y, sin embargo, a pesar de lo anteriormente mencionado, entiendo a las personas que les gusta. Kubo nunca quiso hacer un manga especialmente complejo y desde luego es entretenido. No es de mi agrado, pero tampoco puedo decir que haya sufrido leyéndolo, no es un shonen que supere a la media, pero tampoco es de los peores. Es un manga más, que fue reconocido en su momento como un grande hasta que se marchitó hace poco.

Así que supongo que esto es todo. Cierro este capítulo de mi vida que bien largo que ha sido y pasamos a otra cosa. Me estoy haciendo mayor para estas cosas pero a pesar de todo, creo que a partir de ahora siempre estaré pendiente por si a alguna shinigami le da por aparecer en mi habitación.
Arcalaus