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viernes, 19 de agosto de 2016

[Análisis] Buscando a Dory



Cuando anunciaron esta película tuve una mezcla de sentimientos. Por un lado, Buscando a Nemo ha sido una película clave en mi infancia y tenía miedo de si esta secuela no llegaba a cumplir y acababa defraudando a mi niño interior. Pero por otra parte, Toy Story 3 es una secuela y se ha convertido en una de mis favoritas del estudio. Al final decidí confiar en Pixar una vez más y ahora que la he visto no se me despega una ligera sensación agridulce.
La premisa es similar a la primera, un personaje que emprende un viaje para encontrar a su familia. Funcionó en la primera parte y funciona aquí sin problemas. El único problema que le veo a esta historia es, curiosamente, Dory.
Dory es un personaje muy particular. Se ganó los corazones de todo el mundo con la primera parte pero no creo que tenga la fuerza para ser protagonista de la propia historia. O sea, uno de los grandes temores que tuve es que usasen demasiado las pérdidas de memoria como alivio cómico y adivinad que, lo han hecho. Hubiese sido mucho más impactante usarlo como un elemento dramático para contrastar con toda la comedia exterior y no hacer a la pobre Dory tan cansina.
Y ya que hemos tocado el tema de la comedia exterior, vamos a darle el merecido respeto que se merece.



La película presenta a una variedad de personajes enorme, algunos aparecen durante una buena parte de la historia y otros en únicamente una escena, pero todos tienen un carisma propio enorme y te sorprenden mucho. El más llamativo de todos seguramente sea el pulpo Hank. Dios, ESTE PERSONAJE ES BRILLANTE.
Hank es el típico personaje serio y malhumorado pero con buen corazón pero estas no son las características que más atraen sobre él. Lo mejor es que este pulpo es una parodia a James Bond y a todos los personajes del cine de espías. Todo, desde su forma de hablar o las increíbles e imaginativas capacidades para camuflarse que tiene nos dibuja un homenaje al género. Es increíble que después de tantos años Pixar sea capaz de crear personajes tan emblemáticos y con habilidad de quedarse en la memoria colectiva con tanta maestría como lo hacen.
Quizás los únicos que no pintan mucho en el film son, curiosamente, los protagonistas de la anterior entrega, Marlin y Nemo. Hasta cerca del final ciertamente no llegan a tener un papel muy relevante y para ser sinceros, la importancia que tienen la podrían haber tenido cualquier nuevo personaje de la película y no habría variado mucho el resultado.


Pero Marlin y Nemo son solo la excepción, la mayoría de personajes están cuidadosamente muy bien presentados...quizás demasiado bien incluso. Mirad, uno de los mayores problemas de esta película es que el aire de aventura de la primera entrega se pierde aquí.
Buscando a Nemo fue la historia de un padre que puede hacer lo que sea para encontrar a su hijo, que vive por muchos peligros y que crece durante el viaje cruzando el vasto océano. Porque la película era eso, un gran viaje. Esta secuela pierde todos esos elementos y se siente como si en vez de un gran viaje fuese un tour para ver a los personajes más divertidos y simpáticos de este universo. Es más, como espectador apenas me importaba donde estuviesen los padres de Dory, incluso en algún punto incluso me había olvidado de ellos, eso quiere decir mucho.
Mirad, no estoy diciendo que la película sea mala porque no lo es ni mucho menos pero, es verdad que Pixar ha bajado el nivel y se ha contentado con hacer una película decente y divertida cuando podría haber entregado una gran experiencia emocional.
Solo espero que este no se convierta en el nuevo estándar del estudio y se aventuren a hacer cosas nuevas y sorprendentes en vez de retomar antiguas películas para hacer secuelas que, aunque muy entretenidas, no superen lo grande de antaño.
A veces la nostalgia es muy positiva pero otras veces es un gran veneno.